TECNOLOGÍA
- Vanessa Caldas
- 9 de jul.
- 3 min de leitura
El mundo no es como lo vemos. Nuestra visión, por poderosa, creativa y elaborada que sea, nunca comprenderá todos los misterios del universo. Tampoco lo hará nuestra tecnología. La tecnología no es más que una extensión de nosotros mismos; es una mejora de lo que nuestros cuerpos tienen limitado. Mucha gente ya hablaba de átomos, pero el concepto se consideraba una locura, ya que no teníamos forma de verlos, hasta que alguien comprendió que el ojo era solo una lente y necesitaba una mejor. Eso es todo. Así, lente a lente, ojo a ojo, los humanos mejoramos continuamente nuestra capacidad de ver hasta que realmente podemos demostrar: “Miren, ahí están, los compuestos de nuestra materia”. Los átomos existen, y hoy los vemos gracias a la tecnología. Pero hay mucho, mucho más que no vemos. ¿Sí?
Me esfuerzo por vislumbrar, aunque sea por unos segundos, cómo sería verlo TODO. Tener la lente al máximo, desafiar todas las limitaciones. Entrecierro los ojos un poco... Y cada vez que lo hago, me sucede algo fantástico. El otro día, contemplaba la comunidad al otro lado del valle donde vivo.
Imagino el universo como ondas de energía que van y vienen, entrelazándose. Intento ver esas ondas. Estoy seguro de que tendrían colores, así que ver los tonos ladrillo de la comunidad fundiéndose con el verde de los árboles me facilita imaginar esas ondas de colores que no puedo ver. Entrecierro los ojos un poco ...
En la película, Constantino mira al gato y dice: perfecto, mitad dentro, mitad fuera. Y hace un truco de magia para ver el otro mundo. ¿Tienen los gatos mejores lentes que los nuestros? ¿Podrían ser los gatos una tecnología? Mucho antes de eso, recuerdo cuando era niña en Brasil (nadie había oído hablar de Constantino), y uno de los juegos que jugábamos era recoger baba de gato y frotárnosla en los ojos para poder ver a los espíritus. Cada vez uno: era la rubia del baño, era la mujer de blanco, era el hombre del sombrero de copa... Es que en nuestra cultura interactuamos con el mundo espiritual a diario. Si no son los cristianos hablando de ángeles y demonios, son los practicantes de Umbanda hablando de entidades y los guaraníes hablando de Nhanderu... De una forma u otra, estos seres forman parte de nuestras vidas, nuestros juegos, nuestra imaginación y nuestras realidades. Entrecierro los ojos un poco más...
Ojalá pudiera estudiar mucho más que filosofía: religión, biología, química y física, hasta el punto de poder inventar una tecnología capaz de mostrar lo que imagino y que en el fondo sé que es real y mucho más complejo que en mi imaginación. ¿Imagina si pudiéramos verlo todo? Enfermedades, sentimientos e incluso señales de wifi. ¿Imagina si pudiéramos ver el viento haciendo volar nuestros pensamientos? Entrecierro los ojos aún más...
Y justo allí, mientras miraba la colina, vi una lucha de cometas. El más bajo ya se rendía, mientras los otros dos seguían luchando por el triunfo en los cielos. Uno permanecía sereno, intentando encontrar su lugar en el viento, mientras que el otro giraba en espiral, subiendo y bajando como si el viento tuviera que encontrar espacio en él. Esa cometa desafiaba todas las reglas.
¿Con qué ojos ves el mundo? ¿Cuál es tu lente? ¿De qué está hecho? Leí en alguna parte que la mejor manera de ver el mundo es a través de los ojos de un turista. Como alguien que ganó el boleto dorado a la fábrica de chocolate, o un boleto a la tierra de los sueños. Alguien me dijo que, en el mundo anterior al nuestro, teníamos la opción de elegir adónde llegábamos en la Tierra; en otras palabras, estábamos aquí de paso, solo turistas. Todos sabemos que llegaremos y nos iremos; el boleto simplemente no viene con fecha impresa, o tal vez sí, pero no podemos verla...
Lo mismo ocurre con el oído. Hasta hace unos años, me molestaba el canto de los pájaros (incluso escribí una columna sobre ello). Hoy sé que lo que me molestaba era en realidad el sonido de los pájaros de mis vecinos y los zoológicos que los tenían enjaulados. El sonido que me molestaba eran sus gritos de auxilio, no sus cantos, ¿sabes? Simplemente no escuchaba lo suficiente; quizás el tiempo me ha agudizado el oído.
No lo sé, solo sé que hay otro mundo, uno que no podemos sentir, ni ver, ni oír, y que quizás algunos psíquicos se acerca... Y los gatos también. Aunque no puedo crear la tecnología para demostrarlo, les dejo aquí la última imagen, tomada con la mejor lente que la humanidad ha creado jamás: una imagen de la luna, y, ¡fíjense!, no es blanca ni gris, ¡es de color! Simplemente no pudimos verlas...

FOTO créditos :
@_ibatullin_ildar_


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